La evolución de los sistemas criptográficos llevó a la creación de los sistemas de clave asimétrica, donde se utiliza un mecanismo de claves que permite el intercambio de información sin que se requiera compartir la clave de forma previa. Este sistema utiliza dos elementos, uno privado y uno público. El privado lo guardamos en un lugar seguro, y el público se muestra a todo el mundo para que puedan interactuar con nosotros.
La peculiaridad de este sistema es que, para cada persona, existen un par claves, y cuando se quiere enviar información a alguien, se requiere primero su clave pública, se genera el mensaje cifrado y se envía a la persona. Esta podrá recuperarlo utilizando su clave privada.
Una manera sencilla de entenderlo es imaginarse la clave privada como una llave, y la clave pública como una caja que solo se abre con esta llave. Si nosotros queremos que nos envíen mensajes, dejamos cientos de cajas (todas iguales) en diversos lugares. De esta manera, cualquier persona podrá ir, coger nuestra caja (que no vale nada de momento, es una caja vacía), introducir el mensaje que nos quiera hacer llegar y cerrarla. En el momento en que se cierra, ya solo nosotros con nuestra llave maestra podemos abrir la caja, así, quien nos envía el mensaje puede enviar la caja de la forma que quiera y estar seguro de que solo nosotros seremos capaces de abrirla.
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